lunes, 19 de diciembre de 2011

Los Fantasmas de Scrooge

Una historia de miedo para todas las navidades.
 
A Christmas Carol, conocida en Latinoamérica como Los Fantasmas de Scrooge,  es una película animada del año 2009 dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Jim Carrey. Es una adaptación cinematográfica del clásico cuento homónimo de Charles Dickens sobre un millonario avaricioso que recibe la visita de tres espíritus en nochebuena.

Debe ser una de las obras literarias más adaptadas al cine y la televisión de todos los tiempos, al grado que es una historia masivamente popular a pesar de que mucha gente no conoce la novela original.

Esta adaptación, sin embargo, tiene características peculiares que la hacen sobresalir. La más notoria es que es verdaderamente terrorífica. Acostumbrado como estaba a las versiones melosas que de este cuento hicieron Mickey Mouse, Bill Murray, Los Muppets, y hasta el Doctor Cándido Pérez, esta película me asombró, primero, porque se apega mucho a la historia original, respetando los detalles sombríos que habían quedado fuera en las versiones infantiles. Y segundo, porque ese mismo apego le permitió a Zemeckis presentar una buena carga de simbolismo que le dan al filme un toque muy maduro y espeluznante a la historia.

Hay escenas que son 100% de terror y que no son muy frecuentes de ver en una película navideña, lo cual es un gran acierto, ya que a fin de cuentas, el viaje de Scrooge a través de navidades pasadas, presentes y futuras es una experiencia terrorífica para él, y eso se transmite muy bien a lo largo de la película, lo que logra acentuar más el mensaje optimista con el que concluye la historia.

Jim Carrey hace una interpretación de lujo, no solo de Scrooge, sino también de los tres fantasmas, ninguno de los cuales es el típico personaje loco o simpaticón. Esta vez, Carrey se reservó sus improvisaciones chistosas, ofreciendo varias de sus mejores actuaciones. Gracias a eso, la película nos lleva de un desprecio hacia Scrooge como el villanazo desalmado, a la compasión por él en el clímax de la historia.

Es una gran adaptación de una gran historia, que lo mismo inspira miedo que esperanza, pero tiene un detalle más que la hace especialmente lúgubre. Un detalle que quizás no fue del todo la intención de Zemeckis. La película está hecha con Performance Capture, la famosa técnica que permite registrar las gesticulaciones y movimientos de un actor de carne y hueso y aplicarlas a un personaje animado.

 Zemeckis fundó en 1997 un estudio de animación, Image Movers Digital, y se dedicó a dirigir películas con ésta técnica durante toda la década pasada, con resultados dispares. Lo que le sale de maravilla a la gente de Weta Digital (Creadores de Gollum, los Na'vi de Avatar y los monos de la última entrega de El planeta de los Simios) no corrió con tanta fortuna en los filmes de Zemeckis, y tristemente, Los Fantasmas de Scrooge no es la excepción. En pocas palabras, los personajes se ven horribles. No estéticamente horribles, sino de una fealdad que lastima la vista.

Se ven tan faltos de vida como un montón de maniquíes. De hecho, la actuación de Carrey gana todavía más mérito al lograr dotar de personalidad a unos personajes que, si bien abundan en detalles como las texturas de la piel y la ropa, no dejan de lucir como unos monigotes tiesos. Es lo que los críticos norteamericanos nombran the uncanny valley, o Valle Inquietante en español. Se refiere a la brecha que le falta a un robot o a un diseño computarizado de apariencia humana para inspirar familiaridad en un espectador común.

Mientras no supere esa brecha, el personaje en cuestión sólo logra inspirar repulsión. El consenso común es que Los Fantasmas de Scrooge habría sido una película mucho mejor si se hubiese filmado en acción viva, o con un estilo visual abiertamente irreal, más cercano a los personajes de Pixar, por ejemplo. Tendría que llegar el fracaso en taquilla de Marte Necesita Mamás para que Image Movers Digital dejara de apostarle al Performance Capture y ahora se concentre en efectos especiales para películas de acción viva. Pero los aciertos de esta película son mayores, el guión y la dirección de Zemeckis son excelentes, Jim Carrey se luce con creces, y la historia es un éxito probado. Es una película navideña que vale la pena disfrutar en cualquier época del año.

Por Abel

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