martes, 3 de mayo de 2011

Glen o Glenda






Cuando hablamos de cine raro, extraño, marciano y de culto, el que se puede considerar el santo patrono indiscutible es Ed Wood. Éste hombre se hizo de una reputación bien merecida como el peor director de cine de todos los tiempos. (por lo menos para los gringos) Seguramente muchos lo recuerdan por la película biográfica que le dedicó Tim Burton, aunque, a decir de varios de los involucrados en la vida real, esa es una versión muy endulzada y ligerita de lo que la vida y obra de este demente del cine. La película de este mes, su opera prima, es una colección casi completa de sus manías, creencias y fobias.

Esta es una historia que además pretende ser documental, manifiesto social, cine de arte y soft-porno. La locura comienza con un narrador echándose un discurso en defensa de los derechos de los travestis. Así es. En un tiempo en el que el más sencillo acto de intimidad heterosexual era un tema tabú en el cine norteamericano, Ed se lanzó a filmar una película en defensa de los hombres aficionados a vestirse con ropa femenina. Bela Lugosi, el ahora famosísimo Drácula, aparece como una especie de científico loco o brujo siniestro mezclado con observador del universo. Él, hablando con un lenguaje críptico que pretende homenajear a Poe y termina sonando como un predicador borracho, nos introduce en los rincones oscuros de nuestro mundo, a donde los hombres con placeres "especiales" deben ocultarse para sentirse seguros.

Luego seguimos la investigación de un caso de nota roja, donde un travestido aparece muerto en un cuarto de hotel. El detective a cargo del caso se entrevista con un psicólogo, quien a su vez nos introduce en OTRA HISTORIA COMPLETAMENTE DIFERENTE. la historia (¡al fin!) de GLEN, interpretado por el propio Wood, un respetable joven a punto de contraer matrimonio con su amada novia, pero que sufre un gran conflicto existencial debido a que ella todavía no conoce su secreta afición a vestirse con suéteres de angora y coquetos zapatitos de tacón.

Y entonces, la película entra en su mejor parte. De un salto nos adentramos en la psique de Glen y somos testigos de una larga secuencia de imágenes surrealistas y pesadillezcas. Glen se imagina su vida futura, con su secreto a cuestas, con el mismísimo Satanás acechando su matrimonio, con Bela aventándole sus culpas a la cara, con... escenas de rubias sodomizadas que no tienen nada que ver... pero que están ahí por una razón que solo Ed sabía... y con Glen en medio del vórtice de pánico y locura, ataviado con su suetercito y su sombrero afelpado.

Hay que reconocer que Ed tuvo una ambición gigantesca al filmar esta cosa. Se entiende su mensaje de fomentar la tolerancia, aunque al final el tema le queda demasiado grande para su incompetencia de cineasta. ¡Pero que rayos! Esta película es tan absurda, tan demente, tan fuera de todo límite que es imposible no disfrutarla en toda su frikidéz. No por nada DAVID LYNCH, un célebre del surrealismo contemporáneo, la nombra como su película favorita. Así que, cuando anden en la oscuridad, tengan cuidado con el gran dragón verde a la puerta de la casa, el que come colas de cachorritos y caracoles grandes y gordos. Dejen la imaginación suelta y los zapatos de tacón en el closet. Que nada salga del closet esta noche. ¡Muajajajajaja!




No hay comentarios:

Publicar un comentario